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sábado, 7 de enero de 2012

Y los "dioses" llegaron de las estrellas

En 1968, el suizo Erich von Däniken (en la foto) publicaba su obra "Los carros de los Dioses" donde especulaba con la posibilidad de que civilizaciones extraterrestres visitasen la Tierra en el pasado y no solo eso sino que fuesen artífices de avances técnicos como la agricultura o la ganadería. Von Däniken afirma que las pruebas de la estancia de estos seres está presente en textos antiguos como la Biblia o textos antiguos hindúes, los Oopart que de cuando en cuando arrojan los yacimientos arqueológicos o construcciones de díficil explicación como Teotihuacán (México), Stonehenge (Reino Unido) o las Pistas de Nazca (Perú). Todo ello constituye para von Däniken pruebas irrefutables de la estancia de seres de otros mundos en la Tierra en tiempos remotos. Sus ideas se han ido difundiendo a lo largo de una prolífica obra que ha atraído a gentes de todo el mundo. La serie emitida en el canal Historia, Alienígenas de la Antigüedad  ha vuelto a poner las ideas de von Däniken de rabiosa actualidad.

¿Cuál es la clave del éxito de von Däniken? Tras haber leído su obra "Los carros de los Dioses" he de reconocer que es un buen escritor que plantea muy bien sus ideas por un lado y por otro, te lleva a hacerte preguntas aunque como en mi caso particular no seas muy receptivo a sus ideas. "Los carros de los Dioses" se encuentra dividida en tres bloques:

1. La primera parte abarca los dos primeros capítulos y trata sobre la posibilidad de que exista vida fuera de nuestro sistema solar y sobre los viajes espaciales, un tema muy en boga en la época en la que se escribió el libro. 

2. La segunda parte va desde el capítulo tercero hasta el capítulo noveno y se habla de las "pistas" que dejaron los extraterrestres durante su estancia en la Tierra ya sean pruebas escritas en textos antiguos o monumentos gigantescos, imposibles de ser construidos por pueblos primitivos como los antiguos egipcios o los teotihuacanos. 

3. La tercera parte ocupa los últimos tres capítulos y vuelve sobre el tema de los viajes espaciales, esta vez orientados a la tecnología terrestre. 

La teoría de von Däniken tiene un fallo: presupone que el ser humano va avanzando desde estados primitivos hasta una tecnología superior y que este avance es constante y continuado, sin retroceso alguno, algo que es erróneo y es fruto de la fe en el progreso y la ciencia de la gente de su época. Un par de ejemplos para desmontar esta teoría: en la Edad Media eran frecuentes los enterramientos intramuros (práctica que no acabará en España hasta el reinado de Carlos III, en pleno S.XVIII), lo que facilitará la propagación de epidemias como la peste. 
La evolución de los útiles prehistóricos muestra como se va evolucionando de los chopper o chopping-tool hasta los microlitos del Epipaleolítico. De nuevo en España, encontramos en pleno Epipaleolítico un chopper o chopping-tool, el llamado Pico Asturiense (foto):


¿No podían los pueblos antiguos ser más avanzados de lo que lo esperábamos? La tecnología responde al principio de utilidad. Las gentes del Epipaleolítico asturiano necesitaban algo con lo que arrancar moluscos de las rocas e idearon el Pico Asturiense. Y si esto se puede aplicar a una humilde piedra tallada ¿por que no a toda una civilización?

A las afueras de la populosa México D.F. se encuentran los restos de Teotihuacán, una civilización perdida cuyas imponentes construcciones maravillaron por igual a aztecas y conquistadores españoles. 

En Alíenigenas de la Antigüedad se especula con que los antiguos teotihuacanos supiesen que es el Sol y no la Tierra el verdadero centro del sistema solar algo desconocido en Europa. Para ellos, está claro que fueron los alienígenas quienes enseñaron a los teotihuacanos la posición del sol, la luna y las estrellas y ellos lo plasmaron en su ciudad como signo de gratitud. Pero ¿No podían saberlo ellos por sus propios medios?

Es conocido por todos que los pueblos mesoamericanos (teotihuacanos, mayas y aztecas entre otros) creían que el mundo era cíclico y que terminaba para volver a empezar un mundo nuevo. Así que es bueno medir días, meses y años para estar listos para cuando el mundo acabase. Esto convirtió a los pueblos mesoamericanos en depositarios de un impresionante conocimiento matemático y astronómico. 

¿No pudieron los teotihuacanos, en su afán por medir el tiempo, conocer la posición de sol, la luna y las estrellas?

Es una explicación lógica, que destierra a los extraterrestres. Pero algunos siguen empeñados en seguir soñando. 

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