Páginas

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El Astronauta de la Catedral de Salamanca

Los turistas pasean por el casco antiguo de Salamanca. Las calles de piedra hacen que sus pasos retumben transportándolos a una edad etérea, un puente entre el pasado y el presente.

El guía se para delante de la Catedral, alta, imponente, de estilo gótico tardío y barroco. Desde el Siglo XVI el edificio contempla a los visitantes sin inmutarse.

Las características se describen poco a poco, hasta que se llega a la Puerta de Ramos. El guía rompe su monótona voz y recalca...

- Lo más curioso es la visión de futuro que tenían los escultores del Siglo XVI. ¿Como podrían haber imaginado que el el futuro habría personas que surcaran los cielos, como en esa época se surcaban los mares? ¿O acaso... llegó algún visitante?
De inmediato los turistas buscan la escultura. ¿Un astronauta? ¿En la fachada de una Catedral del Siglo XVI?

Y si, allí está, imponente, esculpido en la piedra del flanco derecho.


Cuando todos se asombran y comienzan a preguntarse como llegó ese ser tan de nuestros días al pasado, pasando por las teorías de viaje en el tiempo, civilizaciones perdidas y ¿por qué no?, alienigenas, el guía ríe y lo explica.

- En 1993 se decidió restaurar la fachada, deteriorada por el tiempo. Se decidió entonces seguir la tradición de incorporar un elemento contemporáneo, como se ha hecho en cada restauración de la Catedral. Fue el Cantero Miguel Romero el que tuvo el honor de esculpir al Astronauta. 

Los turistas entonces sonríen, unos a carcajadas por lo incrédulos que se han mostrado, otros con una media sonrisa (la otra mitad se la llevó la desilusión).

Y claro, aparecen más animales, como un lince, un toro... incluso un dragón tomando un helado (y además de tres bolas, para que no pase hambre en esa eternidad de piedra en la que tiene que esperar)

La lección es fácil: hay que contrastar. Esta anacronía en forma de escultura nos puede llevar a equivoco, y con los Misterios pasa lo mismo.
Esto es solo una muestra de lo fácil que es engañarnos. Cuando el sentido en el que más confiamos por lo general (la vista) nos falla, tendemos a imaginar, a creer.
Como buenas mujeres y hombres de Ciencias, debemos de pensar que todo tiene una explicación.

 Y sin embargo algunos dirán... ¿Y la ilusión? ¿Dónde queda?

2 comentarios:

  1. Me encanta: muy didáctico, muy bien ilustrado y muy bien contado. Me encanta y como siempre en la línea de que la mayor parte de estos fenómenos tienen una explicación lógica

    ResponderEliminar
  2. Aun recuerdo cuando estudié esa catedral en Historia del Arte.

    ResponderEliminar